Quiero ser Empresa B Mide tu impacto socialy ambiental GRATIS a través de la Evaluación de Impacto B

 

Redactado por: Julio Andrés Rozo
Director de Estrategia- Amazonía Emprende
www.amazoniaemprende.com

El informe del IPCC de 2021 confirmó lo que muchos especulaban: nuestro planeta ya cuenta con reloj en mano la llegada de los nueve puntos de no retorno. Estos puntos son umbrales críticos en el sistema climático que, una vez superados, desencadenarán fenómenos irreversibles y devastadores para nuestra humanidad. Dos de estos puntos críticos se encuentran en América Latina: los arrecifes de coral y la Amazonía, ecosistemas esenciales para la vida humana.

Si nos centramos en la Amazonía, los datos científicos son claros: cerca del 70% del PIB suramericano depende de este ecosistema y sus lluvias. Además, en Colombia, el 62% de los acueductos se abastecen gracias a los ríos voladores que se originan en la Amazonía y que, al chocar con las cordilleras, nutren nuestros bosques y páramos antes de llegar a ciudades como Bogotá.

La salud de los sistemas de producción y consumo en Sudamérica depende directamente de la salud de la Amazonía. Lamentablemente, la deforestación está llevando a la selva hacia un punto de no retorno: si se pierde entre el 20% y el 25% de su cobertura, se iniciará un proceso de desertificación acelerada. Las consecuencias para nuestro continente son claras: lluvias más intensas y sequías más prolongadas

De hecho, en enero de 2024, Bogotá experimentó una grave escasez de agua debido a la disminución de los ríos voladores, un claro ejemplo de lo que puede ocurrir si seguimos perdiendo selva amazónica. Si la deforestación continúa, ciudades como Bogotá podrían enfrentar temperaturas cercanas a los 30°C en las próximas décadas. Actualmente, la Amazonía ha perdido alrededor del 17-18% de su cobertura, lo que nos sitúa peligrosamente cerca del punto de no retorno. Esta crisis no se limita a la Amazonía, sino que afecta a otros ecosistemas colombianos.

Conservar y restaurar ecosistemas: la manera de revertir el Punto de No Retorno desde el sector privado
Conservar la Amazonía no es suficiente; debemos restaurar los ecosistemas degradados. En los últimos 80 años, la Amazonía ha perdido cerca de 5 millones de hectáreas, y en Colombia, más de 50 millones de hectáreas de bosques han sido convertidas en otros usos. Restaurar estos ecosistemas representa una oportunidad única para el sector privado.

Al invertir en la recuperación de ecosistemas, las empresas fortalecen sus cadenas de suministro, mejoran su reputación, mejoran el acceso a financiamiento y mercados, gestionan riesgos y reducen costos operativos a largo plazo.

 Muchas empresas, desde pequeñas startups hasta grandes corporaciones, están adoptando prácticas sostenibles y poniendo la biodiversidad en el centro de sus negocios. Las Empresas B Certificadas, por ejemplo, utilizan herramientas para medir y mejorar su desempeño ambiental. Empiezan su proceso a través de la Evaluación de Impacto B, una herramienta gratuita y en línea donde analizan, ajustan y monitorean toda su operación. Una vez completada la evaluación, las empresas pasan por un proceso riguroso de revisión y certificación de sus impactos; hasta recibir el sello que las certifica como Empresas B.

Dentro de este movimiento que agrupa a más de 8000 Empresas B a nivel global, de todo los sectores y tamaños; quisiera resalta cinco casos en particular; las dos primeros, con enfoque de cadena de valor, uno con enfoque en compensación y las dos últimas con un serio modelo de negocio para la conservación de ecosistemas.

El caso de Arroz Blanquita, primer arroz orgánico de Colombia y América Latina, cuyas técnicas de cultivo protegen desde los más pequeños microorganismos, hasta los insectos que sirven de alimento a millones de pájaros que sobrevuelan sus arrozales. Además, aprovechan la cascarilla del arroz, para crear un biofertilizante sin utilizar gas, carbón ni ACPM; se trata del biochar, una tecnología para contribuir a evitar la generación de emisiones de CO2 a la atmósfera.

De igual manera, quiero contarles sobre Ecohome, una marca que logra que una actividad cotidiana como lo es la limpieza doméstica, sea clave para proteger el agua y los bosques de Colombia, a partir del desarrollo de bioinsumos basados en árboles nativos de la biodiversidad colombiana. Ecohome hoy desarrolla biosoluciones para proteger la vida y la tierra, que están regenerando más de 2.000 Ha de bosque seco tropical, en un trabajo conjunto con más de 230 familias en las zonas rurales de nuestro país.

Así como lo hace también Ecoflora Cares, empresa líder y pionera en el desarrollo de un colorante azul natural extraído de la Jagua, una fruta nativa del trópico americano, en su interior se encuentra la mejor fuente de un color azul natural. Además, la compañía se propone impactar positivamente la vida y el entorno de las familias y comunidades que proveen la materia prima desde la cual se elabora el colorante. Para ello Ecoflora ha adoptado un sistema completo de gestión de la biodiversidad dentro de sus políticas y procedimientos, buscando para el año 2025 fomentar que el 80% de las familias cultivadores de fruta de jagua adopten técnicas sostenibles y regenerativas del suelo y la biodiversidad asociada a los cultivos.

Por otro lado, tal como lo hace FIBTEX, es posible aportar a la conservación de ecosistemas en donde habitan la flora y la fauna, en particular, de especies significativas como lo son los grandes felinos en Colombia. Allí en la Reserva Natural El Amparo, ubicada en los llanos orientales de Colombia, un territorio protegido de 1300 hectáreas con presencia de variedad de ecosistemas terrestres y acuáticos interconectados, Fibtex ha logrado contribuir con la siembra de más de 30.000 árboles nativos. Esta acción no solo ha contribuido a la reforestación y a la captura de CO2, sino que también ha llevado a contribuir en la conectividad biológica de esta zona de amortiguación del nuevo Parque Natural Nacional Serranía del Manacacias y la iniciativa de Conservación conocida como el “Triángulo del Puma”, salvaguardando y restaurando el hábitat de numerosas especies en riesgo de extinción o amenazadas.

Ahora bien, Terrasos es una empresa que hemos visto cómo ha transformado la conservación de la biodiversidad, en una oportunidad de negocio sostenible. Como pionera en mecanismos innovadores, lidera los Bancos de Hábitat y ha creado un modelo único de financiamiento basado en créditos de biodiversidad, que protege y restaura ecosistemas. estratégicos mientras genera valor para el sector privado.

Por último, destacamos a Biofix, una empresa que colabora estrechamente con más de 26 comunidades étnicas, afrodescendientes e indígenas en Colombia y Brasil; desarrollando proyectos de conservación de bosques. Gracias a este trabajo conjunto, actualmente protegen más de 2.5 millones de hectáreas de bosques, generando beneficios tanto ambientales como sociales. A través de la protección de estos bosques, Biofix comercializa créditos de carbono, cuyo valor se traduce en financiamiento para ejecutar proyectos en las comunidades. Esta financiación se destina a mejorar la educación, la salud, el acceso al agua potable, el saneamiento y la reforestación en sus territorios, impactando de manera positiva su calidad de vida y fortaleciendo su desarrollo sostenible.

Los nueve puntos de no retorno, umbrales críticos que de sobrepasarse podrían desencadenar cambios irreversibles en el sistema climático, son una realidad inminente. Sin embargo, es alentador constatar que existen iniciativas y casos prácticos que ofrecen vías para revertir esta tendencia. La transformación que necesitamos es sistémica y requiere escalar estas acciones a nivel global. La clave reside en replantear nuestros modelos de producción y consumo, adoptando enfoques más sostenibles y regenerativos.

Modelos de negocio innovadores, como los de las Empresas B, demuestran que es posible generar valor económico y social sin comprometer la salud del planeta. Estos ejemplos desafían el paradigma tradicional de la rentabilidad a corto plazo y nos muestran un camino alternativo hacia una nueva forma de habitar la tierra.

Lo que más me conecta con el movimiento es saber que su filosofía apunta a lograr una transición hacia una nueva economía que exige cambios profundos a nivel sistémico. Una economía donde los gobiernos deben establecer políticas públicas que incentiven la sostenibilidad, el sector financiero debe reorientar sus inversiones hacia proyectos verdes y la educación debe promover la conciencia ambiental. Los consumidores también tienen un papel fundamental al elegir productos y servicios respetuosos con el medio ambiente.

¡Debemos pasar de la teoría a la práctica y transformar nuestras sociedades!

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