Quiero ser Empresa B

Escrito por Maria Teresa Gonzales,

Terramarte

www.terramarte.com.co

Las investigaciones recientes han descubierto algo fascinante: los árboles se comunican entre sí. A través de redes de hongos subterráneos, comparten nutrientes, «avisan» sobre peligros y apoyan a sus vecinos. Es como una internet natural que lleva millones de años funcionando. 

Este descubrimiento nos muestra que los bosques no son simples colecciones de árboles individuales, sino comunidades inteligentes con estrategias de supervivencia que podemos aprender a imitar.

La forma en que los bosques funcionan nos está inspirando a repensar nuestra economía. En la naturaleza no existe la «basura» – todo se transforma en recurso para algo más.

Este modelo natural sugiere una economía donde:

  • Los productos se diseñan pensando en su ciclo de vida completo
  • Los materiales se reutilizan en diferentes formas
  • Los beneficios se distribuyen de manera más equilibrada
  • Lo local y diverso tiene prioridad sobre lo masivo y uniforme

 Nuevos materiales: Lo mejor de ambos mundos

En 2025, los expertos ya no hablan solo de «sostener» o «conservar» lo que tenemos. Ahora buscan «regenerar» – es decir, mejorar activamente nuestros ecosistemas dañados. Es como la diferencia entre mantener viva una planta enferma o ayudarla a florecer nuevamente.

Estamos viviendo una revolución en los materiales que usamos. Ya no tenemos que elegir entre lo «natural» y lo «artificial». Los nuevos biomateriales combinan lo mejor de ambos:

  • Telas que respiran como el algodón pero resisten como el nylon
  • Materiales que capturan carbono del aire mientras los usamos
  • Productos que, al descomponerse, nutren la tierra en lugar de contaminarla
  • Fibras que mejoran con el uso en vez de desgastarse rápidamente

 El consumo consciente está evolucionando. Ya no se trata solo de reducir nuestro impacto negativo, sino de crear impacto positivo con lo que compramos:

  1. Productos que cuentan su historia: Conocer exactamente de dónde viene cada material y cómo benefició a las comunidades que lo produjeron.
  2. Capturadores de carbono: Objetos cotidianos que ayudan a limpiar el aire mientras los usamos.
  3. Diseño para todos los seres: Crear productos que beneficien tanto a humanos como a otras especies.
  4. Objetos que evolucionan: Valorar no solo lo duradero, sino lo que puede adaptarse y transformarse con el tiempo.

 Los textiles están experimentando una transformación sorprendente:

  • Telas que se adaptan a los cambios de temperatura y humedad
  • Materiales que atrapan microplásticos del ambiente
  • Fibras que pueden repararse a sí mismas
  • Tejidos que mejoran sus propiedades con el uso

Los visionarios ambientales más influyentes proponen que estamos entrando en una nueva era. No se trata de que los humanos dominemos la naturaleza, ni de que la naturaleza nos domine, sino de una asociación consciente entre personas y sistemas naturales. En este contexto, objetos cotidianos como bolsas reutilizables son mucho más que alternativas menos dañinas – son símbolos tangibles de esta nueva forma de relacionarnos con el planeta.

Bajo esta nueva visión, los tejidos que usamos actúan como puentes entre el mundo humano y el natural. Una bolsa de tela no es simplemente un contenedor, sino un punto de conexión entre ecosistemas naturales, decisiones personales y sistemas sociales. Este cambio de perspectiva transforma nuestras compras cotidianas en actos significativos que contribuyen a un futuro más regenerativo y colaborativo.

Terramarte bolsas que regeneran el futuro

Es en este contexto donde cobran especial relevancia iniciativas como Terramarte, la empresa que fue fundada hace 17 años de la que hago parte hace 7 años. Nuestras bolsas ecológicas representan mucho más que simples alternativas al plástico – son portadoras de una nueva narrativa ambiental. Elaboradas en materiales reutilizables, fibras naturales o recicladas, cada bolsa de Terramarte encarna los principios del consumo consciente que está definiendo el futuro.

Al elegir una bolsa Terramarte, no solo evitamos que cientos de bolsas plásticas lleguen a nuestros ecosistemas; también apoyamos cadenas de suministro justas y transparentes que benefician a comunidades locales. Para nosotros, además de la calidad del producto, es fundamental su diseño. No sólo se trata de diferenciarnos de la competencia o imponer nuestro propio estilo; es la forma de garantizar el propósito ambiental de cada una de nuestras bolsas porque nadie va querer usar muchas veces algo que no le gusta por muy bueno que sea, en ese sentido apuntamos a crear piezas que funcionen más allá del supermercado, que de gusto llevarlas a todas partes y bajo esa premisa ya estamos preparando nuestra nueva colección.

Como verdaderos «embajadores del cambio», estos productos demuestran que la sostenibilidad no implica sacrificar calidad o belleza. Por el contrario, las bolsas de Terramarte prueban que cuando el diseño se inspira en la sabiduría de los ecosistemas, el resultado no solo es mejor para el planeta, sino también más funcional, duradero y significativo para quienes lo utilizan. En un mundo donde cada decisión importa, estas bolsas nos recuerdan que nuestras elecciones cotidianas tienen el poder de tejer un futuro diferente.